MARC LLORENTE "Amigos hasta la muerte". Teatro Principal de Alicante. Guión y dirección: Javier Veiga. Reparto: Fele Martínez, Marta Hazas y Veiga.
Se estrenó en 2009 con Jorge Sanz, Melani Olivares y el propio Javier Veiga, autor y director de esta obra con tragicómico estilo, desenfado y muy ágilmente resuelta. Marta Hazas y el alicantino Fele Martínez acompañan ahora a Veiga para constituir el juego escénico que propone el peculiar triángulo de Amigos hasta la muerte. Pero surgen las controversias y ponen sal a las situaciones entre la pareja casada y el colega de toda la vida. Asoman así las historias de amor y desamor y algunas sorpresas que empujan a la confusión de los personajes con dosis de ternura, ironía y chispas ácidas de humor negro en los numerosos cuadros de una comedia situada en el bar de copas del esposo, un Javier Veiga al borde de un ataque de nervios y que simpatiza con el público desde el principio. Sostiene su papel inteligentemente, aunque la vocalización no transmite toda la claridad necesaria en muchos momentos. Más claritos de voz están Fele Martínez y Marta Hazas. A él le vemos más maduro como actor que en otras ocasiones. Asumiendo con desenvoltura las escenas donde interviene. Ella, muy segura y atractiva, representa el meollo del conflicto y de ahí provienen los desbarajustes que se van resolviendo. El ingenio verbal se manifiesta en los rápidos diálogos con un ritmo que no decae. Este es uno de los méritos notables del guión dirigido por Javier Veiga. Ligero, sí, pero difunde encanto. El espectador ríe, aplaude, mantiene el interés y puede soltar alguna lágrima de emoción. Por fortuna, el bullicioso intercambio de palabras o determinados monólogos van más allá. La trama avanza y adquiere un nudo que lleva hacia el poético desenlace. La mímica tiene su protagonismo cuando las voces aparecen en off. O la realidad virtual fundiéndose con los sujetos teatrales. La tragicomedia urbana del autor, actor y director, triple cometido del que sale airoso ampliamente Javier Veiga, desdramatiza el pesar. De la honda unión del trío nace una criatura. La continuidad persiste. Y el canto de amistad de Roberto Carlos se exterioriza en la canción Un millón de amigos. La obra recuerda a El baile (1952), de Edgar Neville. Distinta pero con un fondo similar.
Fuente
lunes, 20 de febrero de 2012
Opinión "Amigos hasta la muerte" [Diario Información]
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