De que es un cachondo perdido Javier Veiga, cómico popular que cae simpático y con el que te apuntas tan contento a pasar un buen rato, no cabe ninguna duda, como no la cabe sobre la suerte que ha tenido con los dos compañeros de reparto que le acompañan en escena durante la representación de 'Amigos hasta la muerte', su 'tragicomedia urbana' que también ha dirigido el tío. ¡Vaya con Veiga, que no atranca: autor, actor y director! Y sale ileso del reto, porque lo cierto es que su invento funciona: te ríes, te olvidas del mundo cruel durante un rato, te vuelves a reír y te vas a tu casa con mejor humor. No es Woody Allen, claro, ni Jardiel ni Ionesco ni Mihura ni siquiera Murakami, pero tiene desparpajo y frescura y sabe hacer el ganso primorosamente. Y ahí están con él, en esta función de fácil consumo rápido que trata -con ternura, con mucha guasa y con unas gotas de previsible candidez- sobre la amistad, la vida y la muerte, Marta Hazas (guapísima y manteniendo el tipo con soltura) y un espléndido Fele Martínez -¿cómo olvidar su trabajo en 'Lágrimas negras', de Ricardo Franco- explotando con notable maestría su generosa vis cómica.
Ángel (Javier Veiga), María (Marta Hazas) y Nacho (Fele Martínez) son tres grandes amigos del alma que no solo son amigos del alma, porque resulta que Nacho, el mejor amigo de Ángel, se lía entre las sábanas blancas con la carne mortal pero de excelente calidad de María, que aunque en realidad no sabe muy bien si está más enamorada de Nacho o de Ángel, con quien está casada es con el segundo. Y estalla la tormenta: y hay mucho cachondeo pandillero, y también dolor porque uno de ellos será informado de que tiene una enfermedad mortal y la vida les cambiará por completo a todos, y se monta un lío español un poco a los Hermanos Marx de andar por casa, con homenaje incluido a Antonio Ozores y a ¡José Mota!, alusiones a Bob Esponja, canciones de Roberto Carlos, peleas de niños grandes a lo Pajares y Esteso, cervezas, gusanitos y 'gin-tonics', momentos para la tristeza, ambiente festivo de 'El club de la comedia' y un final inesperado, agridulce y cinematográfico.
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